´Compartiendo mis escritos:



Todo lo que comparto con Uds. atravez de historias, cuentos y experiencias vividas son tomadas de la"inspiración diaria" de lo que me va pasando. Cada personaje tiene algo de mí.



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martes, 8 de noviembre de 2011

REYMUNDO EGOGRANDE.... Lo máaassss - Final 1 -

 

Este capítulo va dedicado a uno de los maestros más grandes y queridos que he tenido: MI PAPÁ J.

        Enseñanzas generosas, bellas, divertidas, disfrutadas… Y otras tristes y dolorosas… Todas ellas fueron regalos preciados que me empujaron a convertirme en quien soy.

        NAMASTÉ (el Dios que hay en mí valora y reconoce, al Dios que hay en vos)

        Gracias viejito!!


Este capítulo ha sido muy difícil para mí escribirlo, por esto me he tardado tanto... Quizás por que tiene mucho más de mí que los otros. ( para aquellos que no han leido los capítulos anteriores de Reymundo les aconsejo leerlos primero para entender el hilo de la historia).
Este capítulo tiene que ver con el control.
Mi homenaje a uno de los seres mas queridos e importantes de esta vida.


……………………………………………………………………………………



            Su papá era de esas personas que te marcan en la vida… En lo bueno, y en lo malo… Nunca supo cuán fuerte… Cuán profundo… hasta ese momento.
            Como en una película fueron pasando los recuerdos… los que le hacían reír, los que le hacían llorar… amarlo y odiarlo a la vez…
           
            Ese dedo señalador, marcando que hiciera lo que hiciera, jamás sería suficiente… El perfecto… Inalcanzable!

… Y también ese papá soñador y solidario, que vivía luchando por un mundo mejor…
            Y ese que se reía a carcajadas contando historias mezcladas con verdad, fantasía y una gran cuota de exageración…
            Y el que le enseñaba canciones inventadas, y  contaba cuentos fantásticos para irse a dormir….

            Su luz se fue opacando desde que lo jubilaron… Y no pudo superar el sentir que “ya no era útil”…Entonces empezó a despedirse, poquito a poco…

            Reymundo estaba desolado. Su corazón sabía que era el final… lo sentía en los huesos…

            Esa última tarde antes de que lo pasaran a terapia intensiva, con un cariño y un reconocimiento que Reymundo jamás había sentido de su padre, le confesó:

             -Tengo miedo-…

            El cuerpo le temblaba. Las lágrimas se escapaban de sus mejillas. La impotencia se apoderaba de él…. Reymundo solo apretó su mano y asintió comprensivo, sin saber qué responder…. De su corazón salían plegarias rogando para que su padre no sufriera…
            Así estuvieron en silencio, un buen rato:
            Reymundo lo abrazó con fuerzas, y dándole un beso en la frente, le dijo al oído:

            -Te quiero papá-
            -Y yo hijo. Gracias-

            Caminó hasta la puerta llorando sin saber qué hacer… No quería dejarlo solo… le daba mucho miedo de no volverlo a ver con vida…

            Reymundo sentía que se ahogaba… su pecho oprimido… el corazón roto… sabía que era el final…La impotencia de no poder hacer nada…la tristeza…. Las ganas de salir corriendo sin rumbo y escaparse de ese momento!!

            Los días que siguieron a ese fueron quizás los peores de toda su vida… Y los de su papá por supuesto…

            Cuando llegó a la clínica la mañana siguiente, lo estaban intubando para llevarlo a terapia intensiva…Unas enfermeras le hicieron señas para que no entrara a la habitación,  pero lo hizo igualmente ( ojalá no lo hubiese hecho…) .. Su papá estaba adormecido, pero temblando de miedo.  Y podía sentirlo gritar y sufrir como un loco.
            Hubiese golpeado a cada médico y enfermera de esa habitación…Ninguno lo trataba como el lo hubiese hecho… Para ellos era sólo “uno más” :
            - Papito querido…-repetía Reymundo en rezo…
           
            Todo esto parecía una película de mal gusto. Toda la vida le había temido a la vejez… la definía: -“una mente lúcida encerrada en un cuerpo viejo”-…. Palabras que parecían convertirse en una nefasta creación:
            Su cuerpo iba desgastándose un poquito más cada día… Y allí estaba, como encerrado en su peor pesadilla sin saber cómo despertar!....  Hinchado, con tubos saliendo de todo el cuerpo, sin poder moverse ni expresar una palabra… “encerrado en su cuerpo con una lucidez extraordinaria”…

            El tercer día se mantuvo despierto…. Solo para suplicar que lo desconectaran…        Reymundo podía sentir su sufrimiento, su miedo, su tremendo dolor que ni siquiera podía exteriorizarse en un grito desesperado!!

             El sufrimiento era tan grande… Tenerlo allí, sin esperanza, padeciendo un dolor tan devastador e inhumanamente grande sin poder hacer nada para aliviarlo!!!...
           
            Su papá siempre estuvo allí para corregirlo todo, para mejorarlo y dar lecciones de aprendizaje… Hasta último momento antes de terapia él controlaba los remedios, las idas y venidas de doctores y enfermeras… Ahora estabas allí, sin poder hacer nada… Y aún así no podía rendirse…Seguía mostrando desde su mirada horrorizada la impotencia de no poder seguir controlando!!, Y cuanto más se resistía, más aumentaba su sufrimiento!!...
            -¿Por qué no podía “rendirse” por una vez en su vida y simplemente “dejarse ir”??- Se repetía Reymundo
           
-         Estás sufriendo?- se animó a preguntarle sabiendo la respuesta….
-         SSSSSIIII!!!-... gritaban esos ojos celestes desesperadamente abiertos

            Reymundo le ofreció hablar con los médicos para que lo durmieran. Ese fue su último pedido…. Mientras el fluido de morfina recorría todo el largo del tubo, sus ojos fueron recorriendo uno a uno hasta llegar a su amada esposa, donde se detuvieron para siempre. Esa era la imagen terrena elegida para llevarse a la eternidad. Su amada compañera de toda esa vida.
            Se le desbordaron unas lágrimas mientras se miraban en despedida: -“Te amaré por siempre”- parecían recitar en silencio…

            Esa última mirada quedaría grabada en la memoria de Reymundo… No era una mirada de paz. Contenía un grito desesperado, una tristeza desgarradora, un miedo profundo, una súplica inmensa, un ruego de ayuda impotente,  tantos por qué sin respuesta….


            Permaneció “resistiendo” unos días más, hasta que por fin pudo entregarse en un paro cardio-respiratorio… Reymundo jamás imaginó que esa terrible llamada le daría tanto alivio!:

-         Gracias por todo viejito, seguiremos en contacto desde el corazón. Hasta la próxima aventura!- despidió en sollozos…



            El dolor era desgarrador… Sentía que limitaba con lo que podía soportar… Todo ese dinero no podía ayudarlo. Sentía el corazón roto y una soledad tan profunda!!

            Ningún “amigo” lo había acompañado… Sólo su ex mujer y sus hijos (aún con lo mal que se había portado últimamente con ellos)…

            Reymundo preparó su valija. Por primera vez estaba seguro de querer hacer un cambio profundo. Por fin había comprendido que la felicidad no estaba afuera suyo.    Que debía buscarla en su interior…

            La manera en la que murió su papá… Ese sufrimiento impreso en su mirada tratando desesperadamente de buscar las respuestas afuera, de controlar lo incontrolable!!... Le dieron de repente tanta claridad a Reymundo… El no quería que esto le pasara… En honor a ese ser que tanto había amado, él debía reconciliarse consigo mismo antes de que fuese demasiado tarde para esta vida.
            Tenía que dejar de escapar buscando distracciones afuera que sólo le daban alegrías momentáneas y pasajeras como había hecho hasta ahora.
            Solamente estaba seguro de una sola cosa: que la paz verdadera debía encontrarla adentro suyo…. Y estaba decidido a conseguirlo aunque fuese lo último que hiciese… Esta vez, nada lo detendría! J

            Sabía que tenía que soltar el control de alguna manera. Ahora podía ver con tanta claridad que esto era lo que había provocado que “nada funcionara correctamente” en su vida:

            El control hacia su esposa por no hacer lo que él quería, y echarle la culpa entonces de todas sus desgracias sólo por no aceptarla tal como es.
            El control por haber estado todo el tiempo tratando de cambiarla… Y a sus hijos, y a sus jefes… Y a sus amigos!!.... Y a todo el que se le cruzara en realidad… El siempre había “sido dueño de la verdad”, y debía entonces  “hacer el bien tratando de enderezarlos”!!. L
           
            Control criticando a todo el que pensara diferente.
            Control “juzgoneando” con dureza desde lo que ahora veía como “sus propios espejos y limitaciones”.
            Control exigiendo que se cumplieran cada uno de sus caprichos.
            Control queriendo cambiar a todos y a todo… El universo debía alinearse a su antojo!... Y como no podía conseguirlo, entonces había vivido quejándose de “tanta imperfección imperfecta”:
            ….. Y el vacío…Y el dolor… Y la permanente insatisfacción acechando L

            ¡¡¡BAAASTAAAAAAAAAA!!!
           
           
            Le habían hablado de un lugar donde lo ayudarían a sanar sus heridas. Un lugar en el que no lo juzgarían ni le dirían qué hacer. Sin religiones a las que pertenecer, ni ideología alguna…. Donde sólo te mostraban el camino de vuelta hacia uno mismo..

            No tenía ni la más “pálida idea” de hacia dónde se dirigía… Sólo estaba dejándose llevar –por primera vez en su vida- por lo “que palpitaba en su corazón”…

            Llevaba en su valija –por si estaba equivocado- unas buenas zapatillas para “salir corriendo” en caso que fuese necesario J, pero en el fondo, realmente sentía que por algún motivo que estaba a punto de averiguar, debía estar allí.

            Haciendo la fila para abordar su vuelo, Reymundo elevaba una plegaria J



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        Hasta su muerte, dejó en mí uno de los más grandes aprendizajes: Lo inútil que es el querer controlar las cosas del afuera y el dolor que esta elección nos provoca…

            Y la posibilidad de soltar, de entregarnos al espíritu (que es lo que realmente somos), y elegir diferente.
        Un hombre que dejó “huellas” en quienes lo conocieron.
        Al arquitecto, al genio, al soñador, al solidario sin fin, al pintor, al escritor, al original, al exagerado, hipocondríaco J, crítico (uff J), sensible, poeta, grande, MUY GRANDE AMADO Y EXTRAÑADO PAPÁ.

        Me enseñaste a soñar, a luchar por mis sueños, a ser solidaria y compartirme a los demás desinteresadamente.
        Me enseñaste a hacer mi pequeña contribución para un mundo “inclusivo” donde nadie quede afuera y podamos vivir en igualdad, respeto, amor y armonía J
        Viviste por esto… Lograste grandes cosas… Y yo, a mi manera, continuaré este sueño que comparto!!

        Te amo papi. Te extraño. ¡hasta la próxima aventura!! J
       

        



       

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